Octubre 2013 - Oscuridad

Axel estaba tumbado en su cama, no había pegado ojo en toda la noche, eran cerca de las nueve de la mañana, una hora prudencial para evitar preocupaciones en su madre, más siendo sábado después de los exámenes parciales.
Salió al salón, su madre estaba sentada en el sofá dándole vueltas a un café recién hecho.
- ¿Qué tal has dormido? - preguntó su madre procurando quitar peso a la discusión del día anterior.
Nadie le oyó llegar la pasada noche, por lo que no quería dar muchas explicaciones.
- Bien, me costó dormir pero al final dormí como un tronco - respondió el procurando no dar mucha información.
- ¿A qué hora llegaste? Hablé anoche con la madre de Luis y me contó lo que pasó, ¿tu estás bien? - le respondió preocupada.
- Si si, todo bien, fui anoche a verle, las cosas no pintan muy bien - respondió el joven Axel, la preocupación se notaba en su voz.
La mañana transcurrió tranquila, Axel se dedicó a leer el libro en el que andaba inmerso en ese momento, cómo siempre, un libro de fantasía, de una escritora española.
A la hora de comer empezaron los problemas, su padre llegó a casa, había estado toda la noche trabajando, cuando vió las manos de Axel después de la pelea del día anterior su reacción fue darle una colleja.
- ¿Qué vas a empezar como tu hermano a buscar bronca por las calles y acabar detenido cada dos por tres? - Le espetó.
Axel no respondió, se quedó en silencio mientras ponía la mesa.
- Y ahora no me vas a hablar, ¿te parece normal esta situación?
Axel siguió en silencio.
- Hay veces que no te soporto, deberías irte a vivir con tu hermano, así nos dejabas tranquilos al resto.
Axel cogió su chaqueta, su padre de puso en medio de la puerta que daba a la calle.
- Apártate - dijo Axel.
- ¿Así vas a solucionar las cosas ahora? ¿Huyendo?
- ¿Te vas a apartar o te tengo que apartar yo? - dijo Axel, al cual le estaba empezando a inundar la rabia.
- Apartame si tienes lo que hay que tener - en ese mismo instante Axel cargó contra su padre apartándolo de la puerta de un empujón.
La respuesta de el padre de Axel fue cogerle por el cuello de la camiseta, y propinarle una bofetada. Esto causó que la rabia de Axel aumentara como para dejar de medir su fuerza y librarse de su padre.
Salió por la puerta, y se dirigió al lugar donde la noche anterior estaba aparcado el coche de Hernán, por si fuera un lugar cercano a su casa, no sabía a quien acudir, y el día anterior se había sentido muy apoyado por el.
Cuando llegó ahí estaba el coche de Hernán, el cual tardó 20 minutos en aparecer junto a él.
- ¿Esta todo bien chaval? ¿Que haces aquí? Habíamos quedado a las seis y apenas son las dos.
- He tenido problemas en casa, no sabía dónde ir.
- Ven, sube a mi casa, te invito a comer.
- No, quiero ir a ver a Luis, no tengo hambre.
- Vale, después iremos a ver a Luis, pero tienes que comer algo.
Axel suspiró y se separó del coche de Hernán haciendo un gesto de aprobación con la cabeza.
Comieron sin hablar mucho, Axel tenía la cabeza a cuatro mil pensamientos por segundo, Hernán hacia lo posible por darle conversación, pero no estaba surtiendo mucho efecto.
- Después de lo de ayer, ¿te relajaste como para poder dormir? - preguntó Hernán tratando de sacar un tema que consiguiera algo más que monosílabos de parte de Axel.
- No.
- Estoy intentando ayudarte, y no me lo estás poniendo fácil que digamos.
- Lo siento, tengo mil cosas en la cabeza.
- Me imagino, pero debes aprender a cortar con tu cerebro cuando empieza a superarte. - le respondió Hernán - No es sencillo, pero aporta paz mental.
- ¿Algún consejo para hacerlo? - preguntó Axel intrigado.
- Escucha, te quería plantear esto desde ayer, llevaba pensándolo toda la noche, - Hernán parecía nervioso - uno de mis camareros se ha dado de baja, y necesito a alguien, además, trabajar es una manera de controlar los pensamientos, cómo solo tienes 16 sería por las tardes.
La baja del camarero de Hernán no era una baja, le habían pillado pasando droga y estaba detenido, algo muy habitual dado los negocios que poseía, no quería meter a Axel en problemas, pero le recordaba tanto a el, que creía ser capaz de poder darle la seguridad que tenía el, y todo empezaba por ahí.
- Podría intentarlo, no te prometo nada, - Axel se sentía atraído por la idea -pero te aviso, no puedo llevar bandejas, mi pulso es como el de una abuela.
Eso era cierto, el pulso de Axel a causa de golpes y el boxeo había hecho que los nervios de su mano fallaran a menudo.
- Tranquilo, necesito alguien para la barra.
- Pues ya te diré.
Acabaron de comer y de dirigieron al hospital. Al llegar allí estaba la madre de Luis en el hall del hospital, con la cara llena de lágrimas y en un estado de ansiedad.
- Axel, te he estado llamando... No sabía cómo contactar contigo ya. - Axel sabía a qué iba todo esto.
- ¿Que ha pasado Ximena? - dijo Axel cuya cara era un espectáculo.
- Sus heridas eran muy graves, y tenía un coágulo en el cerebro a causa de los golpes, no pudieron hacer... No pudieron hacer nada - dijo rompiendo a llorar.
Axel se quedó bloqueado, en blanco, parado en medio de ese hall. Hernán reaccionó, abrazando a Ximena, visto que Axel no reaccionaba.
- ¿Necesitas que te acerque a tu casa? - le pregunto Hernán a Ximena.
- No, mi marido ya ha salido del trabajo y viene para acá. Llévate a Axel de aquí. Necesita hablarlo con alguien.
- Vale, eso haré, vamos chaval - dijo agarrándolo del brazo.
Axel seguía en shock, llegaron al coche y una vez dentro lo único que dijo fue
- ¿Cuando empiezo en tu bar?
Esa pregunta, fue el verdadero principio de esta historia. Pero esa historia, empezará otro día. Por hoy, es lo que hay.

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